martes, 16 de diciembre de 2008

Libreros al pupitre

En mayo pasado, José Manuel Lara, en una entrevista publicada en El País, al hilo de sus opiniones sobre el futuro del precio fijo del libro, subrayó el fracaso en la creación de un "plan muy potente de librerías" en España. Las declaraciones de Lara no tuvieron apenas respuesta por parte de los representantes de CEGAL, pero nos suscitaron la siguiente duda: ¿Cuál es el problema real del libro en España, el precio fijo o la inexistencia de una potente red de librerías? ¿Sobran o faltan librerías? A lo mejor uno de los problemas del libro en España es que sobran malas librerías y faltan buenas librerías. A lo mejor es que de las empresas declaradas por CEGAL como "librerías", muchas no resisten ni la mínima auditoría. Quizá estemos hablando de que en España apenas contamos con un par de cientos de librerías a nivel europeo.
Por otra parte, en nuestro libro, Manuel Gil y yo lanzamos, con vistas al futuro, unas propuestas de trabajo para el sector del libro, entre las que se incluía la creación de una Escuela del Libro, "para la formación de profesionales que se integren en el sector". Como profesionales del libro que han trabajado durante años en y con librerías, consideramos que la creación de una Escuela de Libreros debería ser una prioridad en los planes de formación y desarrollo de la industria del libro por parte de las Administraciones Públicas.
Pues bien, en el último número de la Revista Quehacer, Tomás Granados señala como uno de los problemas fundamentales de la industria del libro la formación de los editores y los libreros. Bajo el título de "Hacen falta más librerías, mejores libreros y más y mejores editores" Alejandro Zenker pregunta a Tomás Granados sobre la manera de vertebrar dichos estudios de edición. Granados, en este sentido, se considera partidario más de maestrías que de licenciaturas: "Cursos básicos para gente que quiere entrar al mundo editorial, pero no licenciatura". En cuanto a los libreros, sí se muestra tajante en cuanto a la necesidad de crear un curso universitario para libreros: "Con el Instituto de Cultura de San Luis Potosí estamos pensando en una escuela para libreros, donde sigan el modelo italiano: una escuela con claes una temporada y mucha práctica profesional".
Con el modelo italiano se refiere Granados lo indicado ya por Romano Montroni en su referencia a la Escuela de Libreros Umberto y Elisabetta Mauri. "La formación no está separada del ejercicio de la formación". Granados se reafirma en su diagnótico: "Hacen falta más librerías, mejores libreros y después más y mejores editores. Lo fundamental es fortalecer y hacer crecer el mercado, y para ello hacen falta puntos de venta de calidad. Por eso lo primero es incidir en los libreros".
Granados ya realiza una actividad pionera en ese sentido con el Instituto del Libro y la Lectura AC ILLAC en México. Iniciativas como esta vuelven a incidir en la colaboración estrecha entre edición y librerías y en la necesidad de la formación continua que garantice la profesionalización del sector. Granados sentencia: "El detonante para que mejore la industria [editorial] es que hay más y mejores librerías. Primero que haya más gente que venda libros, que lo haga bien, en buenas tiendas, y después vendrá lo otro de manera natural. El eslabón más débil y menos atendido es el de las librerías".
Manuel Gil y yo hemos sostenido que la formación y profesionalización del sector del libro pasa por esa creación de una Escuela del Libro para libreros y editores. Algunas voces, no obstante, se han escuchado en Madrid últimamente que, ante los intereses y propuestas concretas de cursos de formación continua para los editores independientes, han afirmado rotundamente que "es demasiada formación". Osea, que en España seguimos con el "colorín, pingajo y hambre".

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