jueves, 30 de julio de 2009

RUMBO A VENECIA: DESCENSO AL LABERINTO

A punto de embarcarme para mi cuarto viaje a Venecia, leo a Pamuk:

"La grandeza de Venecia no es triste, sino alegre y que me alegra. A uno le gustaría ver, contemplar sin cesar esta asombrosa belleza y, en lugar de comprenderla como un hecho histórico, vivirla, revivirla. Aquí mi primer impulso no es comprender, aprender, ni siquiera descifrar y reflexionar, sino mirar, ver, contemplar..."


Ojos atentos, mirada de niño, capacidad de sorprensa, asombro constante ante tanta belleza que se me anuncia pero a la que hay que aprender a descubrir, desvelar, mirar para contemplar. Goce estético e invitación a la introspección. Días de meditación y revelación. Descenso al laberinto.


Venecia es una mujer que te seduce pero a la que hay que saber amar. Si eres dócil, te lo dará todo. Si eres audaz, te descubrirá su secreto. Si te entregas sin condiciones, no la dejarás nunca.


Hasta la vuelta.

2 comentarios:

Gaby dijo...

Qué lindo blog...qué linda Venecia,ciudad a la que desconozco pero que quiero porque de allí era mi nona...
Te leo! Saludos desde Córdoba, Argentina

Fernando García Pañeda dijo...

Viajé a Venecia en otoño.
Miraba y miraba, como si no fuera capaz de entender nada.
Y aunque mi envoltorio regresó, aún permanezco allí.
Espero no dejarla nunca.
Un saludo.