jueves, 5 de marzo de 2009

Tras los pasos del paseante: Walser visto por Sebald

El paseante solitario es una bella aproximación a la vida y la obra del escritor suizo Robert Walser (1878-1956). En esta sociedad de lo efímero por no pesado, de la nanotecnología, de las comunidades virtuales, del amor líquido, en definitiva, en esta sociedad líquida -según la peculiar terminología del sociólogo polaco Zygmunt Bauman- Sebald nos invita una vez más a volver los ojos a la escritura apretada y a lápiz de Walser.
Sus microgramas, escritos a lápiz, que embadurnaron cientos de páginas y papelillos, son metáfora líquida para estos tiempos líquidos. En palabras de Sebald, "todo lo que está en estos libros incomparables tiene tendencia, como quizá hubiese dicho su autor, a evaporarse".
Tiempos difíciles los nuestros para el compromiso, para lograr desbrozar nuestra identidad personal; Sebald nos desvela, más allá de la neurosis que llevó a Walser a pasar sus últimos años de vida en el manicomio de Herisau, la identidad líquida de su autor, que se despersonaliza y diluye en su escritura a lápiz.
"Desde el principio sólo estuvo ligado al mundo de la forma más fugaz", apunta Sebald. Walser se convierte así en un referente indiscutible para esta sociedad líquida: "no era un visionario expresionista que profetizara el fin del mundo, sino... un vidente de lo pequeño"; "sus escenas sólo duran un parpadeo y también a las figuras humanas de su obra se les concede la vida más breve". Escritura callada, anónima, "que rehúsa los grandes gestos". Mi invitación: lean a Walser.
**
El paseante solitario, W.G. Sebald, Siruela, 2007.

No hay comentarios: